Este sobrio edificio se encuentra en la Plaza de la Villa, uno de los principales núcleos del Madrid medieval debido a su ubicación equidistante entre la puerta de Guadalajara y la de la Vega, dos de los accesos más importantes de la ciudad durante la Edad Media. Desde su inauguración en 1693 hasta 2007 ha sido la sede de la Alcaldía de Madrid.
El actual inmueble ocupa el antiguo solar de las casas del marqués del Valle, D. Juan de Acuña, lugar en el que habitaba el Duque de Osuna (1574-1624) cuando, el Jueves Santo de 1621, fue hecho preso por orden del rey.
La Casa de la Villa fue un encargo de Felipe IV en 1629 para albergar las reuniones del Concejo al entonces maestro mayor de Obras Reales y maestro mayor de la Villa de Madrid, Juan Gómez de Mora. Aunque las obras comienzan en 1644, se van dilatando por problemas económicos e intervienen varios arquitectos hasta su remate en 1696 por Teodoro Ardemans, quien fue el encargado de diseñar las portadas barrocas, la capilla, configuró el patio, la escalera de honor y remató las torres angulares. La galería de columnas toscanas de la fachada que da a la calle Mayor es obra de Juan de Villanueva (1789).
El interior se distribuye en torno a un patio cuadrado, con los salones principales situados en las fachadas más importantes. En él destacan el Patio de Cristales, el Salón de Sesiones y el pequeño Oratorio creado bajo la antigua Torre del Reloj, rematada por chapiteles.
Durante los siglos XIX y XX se fue ampliando y reformando según las necesidades del Ayuntamiento. Luis Bellido lo restauró en 1915 y construyó un pasadizo elevado que lo une con la Casa de Cisneros.
A partir de la fecha de conclusión de las obras fue sede del Ayuntamiento de Madrid hasta que, el 5 de noviembre de 2007, la Alcaldía de Madrid se trasladó al Palacio de Cibeles, quedando este edificio reservado casi en exclusividad a sede del Pleno Municipal.
Oratorio de la Casa de la Villa

El pequeño oratorio de la Casa de la Villa fue creado para oficiar ceremonias religiosas y custodiar las reliquias de Santa María de la Cabeza, esposa de San Isidro, patrón de la villa.
En 1696, Antonio de Palomino recibió el encargo de crear un programa pictórico centrado en motivos religiosos en el que se hicieran alusiones a la Monarquía y a la Villa de Madrid, a través de pasajes de la vida de Santa María de la Cabeza y San Isidro Labrador, y otros asuntos sagrados entre elementos decorativos. Para realizar las pinturas, Palomino utilizó la técnica del fresco, influenciado por Claudio Coello y Luca Giordano, dando lugar a uno de los conjuntos pictóricos más singulares del patrimonio municipal madrileño.
Desde el siglo XVIII, el oratorio fue objeto de diversas intervenciones que provocaron la pérdida parcial de la iconografía y de los materiales originales.
Después de décadas cerrado y tras someterse a una profunda restauración finalizada en 2025, el oratorio ha recuperado su carácter original como espacio pictórico de finales del siglo XVII.
Con motivo de la finalización de las obras y para dar a conocer este destacado lugar, el Ayuntamiento de Madrid ha programado varias visitas guiadas, entre el 10 de mayo y el 6 de julio, con reserva previa a través de reservaspatrimonio.es.