De la mano del destacado chef peruano Gastón Acurio, el 27 de marzo se inaugura este restaurante, próximo a la zona de Azca y al estadio Santiago Bernabéu, en el que se rinde homenaje a las cebicherías peruanas, cuya propuesta se centra en la frescura de la pesca local y la diversidad de las tradiciones culinarias del país andino.
La decoración del local es una fusión entre Lima y Madrid. En él se reinterpreta la esencia de una cebichería clásica limeña en un espacio sofisticado inspirado en el mar y la naturaleza. Los tonos turquesa dominan el ambiente, combinados con madera de mongoi y bambú. La barra principal, de piedra labrada, evoca la erosión marina, mientras que la barra de cebiches, revestida con mosaicos azul verdosos, recuerda las escamas de los peces.
Elementos como contraventanas coloniales de bambú, un mural artesanal de piedras y techos de cuerdas retroiluminadas crean juegos de luz y sombra que transportan a la icónica terraza del restaurante La Mar en Lima.
El restaurante dispone de diferentes espacios pensados para todo tipo de experiencias: una animada barra, una zona en la entrada donde se puede disfrutar de la propuesta sin necesidad de reserva, un acogedor reservado y una amplia zona de mesas que invita a compartir.
El chef ejecutivo Rodrigo Ferrer Aguilar, con más de 15 años de experiencia en el sector gastronómico, lidera la cocina de La Mar Madrid. En su carta se ofrece una cuidada selección de platos icónicos peruanos elaborados con lo mejor de la pesca local y técnicas tradicionales. El menú está dividido en distintas secciones: desde cebiches y tiraditos, que destacan por su frescura y equilibrio, hasta nigiris que fusionan la esencia peruana y japonesa. Además, incluye lo mejor del wok y la brasa, culminando con un toque dulce que no dejará indiferente a nadie.
La propuesta se completa con una coctelería excepcional, con un papel destacado del pisco, el destilado insignia del Perú. El menú incluye creaciones exclusivas y cócteles icónicos como el Chilcano y propuestas innovadoras para los más atrevidos, como el Sakura, el Hikari Punch o el Chōwa.